viernes, 12 de julio de 2013

ESTUDIO ETNOGRÁFICO SOBRE EL ABANDONO Y EL DESCUIDO DEL ADULTO MAYOR: Incidencia con relación al ámbito emocional de los residentes del Hogar de Los Abuelos San Antonio de Paul de Ocaña, Norte de Santander.

INTRODUCCIÓN

La concepción de una vejez idílica y equilibrada, se debió, entre otras cosas, porque alcanzar edades avanzadas en tiempos remotos, era digno de admiración, y en este caso, sin importar la edad, todos los miembros de una familia participaban activamente en la vida social. Este paraíso gerontocrático corresponde solamente a un pequeño sector de la población envejecida, aquella que goza de alto estatus social, relaciones afectivas y amplias redes de apoyo solidario.

Si la vejez no es idílica, entonces ¿cómo se vive la vejez en la población, especialmente en grupos sociales culturalmente distintos, cuando estos han superado el promedio de esperanza de vida?, ¿cómo afrontan los procesos de salud emocional-enfermedad-atención en la edad extrema —80 y más años, cuando son abandonados por sus familias?
Este estudio plantea como objetivo dar cuenta de cómo se vive la vejez en un grupo étnico determinado, personas de edad avanzada, cuando son abandonadas por sus seres queridos y la enfermedad es insidiosa y multifactorial. Cuando la salud está más en riesgo producto de ser anciano.  

Analizamos la vejez desde la etnogerontología social a partir del estudio y explicación del último tramo del ciclo de vida en un grupo determinado, cuyas particularidades socioculturales y efectos externos influyen y modifican la manera de concebir, atender y vivir la vejez dignamente.

En el desarrollo del estudio definimos la población adulta mayor y presentamos la concepción de la vejez y cómo entienden la enfermedad, seguido de cuatro estudios de caso de ancianos residentes en Hogar De Los Abuelos San Antonio  de Ocaña, para concluir el trabajo destacando la heterogeneidad en la vejez y la necesidad de hacer visible la incidencia que tiene en el ámbito emocional de las personas el envejecer en poblaciones vulnerables y por ser abandonados por sus familias.



Breve Reseña histórica:



La casa hogar de los abuelos tuvo sus inicios en  lo que se llamaba también el Hogar de los pobres en el Barrio la piñuela de Ocaña, más exactamente en la Capilla de San Antonio las hermanas de la caridad administraban con recursos privados y la ayuda de las administraciones locales, éstos humildes inicios de esta institución que es un icono y ejemplo en la ciudad de Ocaña, por la labor de cuidar de los ancianos más vulnerables u olvidados por sus familias y también a las niñas pobres abandonadas o que no tenían padres que se responsabilizaran por ellas. Lo que convirtió a esta casa hogar en albergue de los más necesitados, donde las religiosas que están encargadas de realizar una tarea altruista y muy poco tenida en cuenta por la sociedad.


Después de más de 40 años de funcionamiento, El Hogar de Los Abuelos de San Antonio, logra con recursos privados tener unas instalaciones más acordes a las necesidades de los ancianos, se construye el lugar de habitación al estilo campestre en el barrio los Almendros de Ocaña en donde están albergados actualmente alrededor de 40 abuelos.  


LA POBLACIÓN ADULTA MAYOR. SU REFERENTE DEMOGRÁFICO


Imagen 1. Anciana de 85 años  


La población de Ocaña es principalmente urbana con un 89.5% (85.233 habitantes), y el 10,5% (9.957 habitantes) reside en la zona rural, para un total de 95.190 habitantes, según las proyecciones del DANE. En el departamento Norte de Santander el 78% de sus habitantes residen en la zona urbana y 22% en la zona rural, y en el país el 76% de su población habita en zonas urbanas y el 24% restante lo hace en zonas rurales (DANE, Edades_Simples_1985-2020).

En términos de habitabilidad, las estadísticas indican que el número de personas por hogar en Ocaña es de 3,9 (DANE2005), un 68,2% de estos hogares está compuesto por 4 o menos personas (DANE 2005), y el 32,6% de la población de Ocaña nació en otro municipio (DANE 2005).

Adulto Mayor. La población de adultos mayores del municipio es del 10.85%, de los cuales 4.415 son hombres y 5.909 mujeres (DANE, Edades_Simples_1985-2020).

Las estadísticas muestran que el tema del maltrato hacia el adulto mayor se encuentra bastante controlado en el municipio, para el año 2010 el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reporta una tasa de adultos mayores víctimas de violencia intrafamiliar del 9.9 (por cien mil), frente al Departamento (46.22) y la Nación (36.47).

Sin embargo y a pesar de los reportes estadísticos, esta población por su condición de vulnerabilidad presenta carencias a diferentes niveles, tales como el poco reconocimiento dentro de sus familias, lo que conlleva a la pérdida de espacios físicos y espirituales, autoestima y autoridad dentro del núcleo familiar.

El 28.24.% de los adultos mayores del municipio de Ocaña se encuentran recibiendo el subsidio económico que otorga el Ministerio de la Protección Social con el Programa de Protección de Social para el Adulto Mayor “PPSAM” (2.882 directos y 34 indirectos), este subsidio tiene un valor de $120.000 bimestrales. A partir de septiembre de 2011 el complemento nutricional brindado a los adultos mayores mediante el Programa Nacional de Alimentación para el Adulto Mayor PNAAM “Juan Luis Londoño de la Cuesta” (almuerzos calientes) direccionado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, fue suspendido, aspecto que ha perjudicado no solo la alimentación de los adultos mayores beneficiaros del programa, sino que redujo los espacios de recreación. Por otra parte el municipio solo cuenta con dos Centros de Atención al Anciano: el Hogar del Anciano Desamparado Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, y el Asilo San Antonio con un total de 81 ancianos atendidos entre las dos instituciones. Estas entidades reciben el recaudo por estampilla pro ancianos, sin embargo funcionan con mucha limitaciones financieras y operativas. [1]

En la población adulta mayor, conforme a la edad avanza la probabilidad de sufrir una discapacidad se incrementa considerablemente. Por ejemplo, durante la vejez el individuo está propenso a sufrir osteoporosis, debilidad visual, mareos, etc., y con ello caídas o tropezones que provocan, generalmente, fracturas múltiples, dependencia de los viejos y los cuidados son más demandantes; el problema se agrava cuando inciden factores sociales como la pobreza, la viudez, la falta de apoyos solidarios, de servicios y muy especialmente si viven solos.
Por otro lado, los cuidados y atenciones que requiere este sector envejecido son especializados y caros, situación que afronta en forma desventajosa la población pobre, toda vez que además hacen frente a padecimientos crónico-degenerativos propios o asociados con la vejez, tales como infartos, cánceres malignos, diabetes, paraplejias, embolias, cuadros reumáticos agudos, osteoporosis, demencias, entre otros muchos padecimientos discapacitantes que demandan atención de tiempo completo.

Los adultos mayores constituyen el grupo más grande de beneficiarios de la asistencia social en el mundo entero. El número de ancianos institucionalizados se encuentra en constante crecimiento y sus necesidades de atención son muchas. Si bien la mayoría son funcionales e independientes, absorben una porción significativa de los gastos en salud y con frecuencia requieren de cuidados prolongados administrados por personal experimentado.

En este aspecto, una cuarta parte de la población Ocañera  anciana tiene acceso a los servicios de salud. El servicio médico oficial existente es básicamente de primer nivel y a través del Programa de la Alcaldía actual: Adulto Mayor activo, saludable y confiable. [2] El programa propende por garantizar la atención y la protección a los adultos mayores en situación de vulnerabilidad. Los proyectos para mejorar las condiciones de esta población son: “Fortalecimiento del Programa de Protección para el adulto mayor PPSAM”; “Gestionar recursos para la Creación del Centro vida para el adulto mayor en el municipio de Ocaña”; “Implementación de programas para mejorar las condiciones sociales de los adultos mayores y garantizar sus derechos”, derechos a llevar una vida digna, satisfaciendo sus necesidades de alimentación, vivienda, recreación y salud. Sin embargo, los ancianos que viven en el Hogar del Anciano San Antonio, les cuesta mucho acceder a los servicios de salud, pues aunque tengan personal que los cuide, muchas veces se les dificulta ir hasta un centro de Salud o al Hospital local de la ciudad, y ante la escases de servicios médicos domiciliarios para la población mayor en Ocaña, los abuelos muchas veces prefieren tomar medicinas que les dan en donativos o con remedios caseros, con el fin de exponerse a realizar largas esperas en los pasillos de un centro de atención medica.



1.        [1] Plan de Desarrollo. Alcaldía de Ocaña 2012-2015 Pág.: 26-29

    2. Plan de Desarrollo. Alcaldía de Ocaña 2012-2015 Pág.: 66-67



      PERIODO DE LA VEJEZ. PUNTO DE VISTA DE LA SOCIEDAD OCAÑERA.

    Las opiniones en la sociedad ocañera se encuentran  divididas entre los que creen que es una necesidad apremiante ¡no olvidarse de los abuelos!  y que se les debe prestar  más  atención y los que no saben cuáles son sus necesidades y falencias, las desconocen o son indiferentes a todo aquello que implique colaboración, sobre todo en temas de salud y recreación; sin embargo, cuando algún miembro de la familia se ve tocado con este tema, es decir, porque tienen algún familiar en el acilo, es entonces cuando se sensibilizan de las necesidades de los demás abuelos que son totalmente receptivos a las muestras de afecto y cariño que cualquier persona les pueda dar, porque  no es fácil estar allá alejados de sus familias (cuando las tienen), sin ningún anhelo de vivir, o esperando que llegue su hora   y en el caso de algunos  padeciendo  enfermedades como artritis, reumatismos, dolores de cabeza, diabetes, otros sin poder caminar, aferrados a una silla, o dependiendo de la ayuda de los que se compadecen de sus cargas, las donaciones que realizan las personas son recibidas con gran anhelo por estos abuelitos como fue la ocasión en que recibieron la dotación de camas y colchones para todos, por parte de ocañeros que viven en el exterior y se acuerdan de ellos. 


EL PERIODO DE VEJEZ 

Entendemos por vejez el último tramo del ciclo de vida, un periodo largo en años que trascurre a lo largo de tres a cuatro décadas o más por vivir. Desde la perspectiva social se busca explicar cómo se vive esa etapa en la que inciden diversos factores que constituyen la carrera de la vejez. Esta fase se asocia o distingue a partir de varios criterios, como son los sociales, culturales, factores de orden biológico y etarios.

En la esfera social es la actividad/inactividad, el sentirse útil y productivo, la línea que distingue el ser considerado “viejo” o no. Por ejemplo, para acceder al trabajo remunerado y encontrarlo después de los cuarenta años es ya de por sí un problema, pero si trasladamos esa situación a edades que traspasan la frontera de los 60 años toma tintes dramáticos.  

En el ámbito biológico, es la enfermedad crónica y degenerativa la que da indicios de que la persona sea catalogada como vieja, y la pérdida de lucidez mental es el elemento que determina cuando se ha alcanzado la vejez extrema; entonces al anciano ya no se le consulta y deja de ser elemento operante en la familia, perdiendo el control no solo en la esfera familiar sino también en la social. Cabe aclarar que la demencia senil no es percibida como enfermedad grave, sino como una expresión natural de la edad avanzada.

La edad es un criterio clasificatorio y en buena medida está asociada, directa o indirectamente, con la salud-enfermedad, roles sociales y la productividad.

Por las anteriores razones, el adulto mayor se ve sometido a recibir maltrato físico y verbal por parte de sus familiares, hasta llegar al extremo se ser abandonados en hogares geriátricos, donde el desamor de sus seres queridos los exponen a vivir con desconocidos y sumirse muchas veces en un estado emocional provocando daños mentales, de inmensa tristeza, inutilidad y depresiones de larga duración. 


EXPERIENCIAS EN LA VEJEZ    
            
Se presentan cuatro testimonios de ancianos donde podemos advertir la compleja red de relaciones sociales que se tejen alrededor del viejo en edad extrema. Las respuestas son variadas, van desde actitudes de conformismo e indiferencia y relaciones afectivas y solidarias débiles:


Anciana: Josefina Collazos de 85 años de edad, de la ciudad de Ibagué

La señora cuenta que sus padre murieron hace muchos años cuando ella era joven, desde los 25 años de edad llegó a trabajar al hogar de los abuelos en Ibagué con la hermana María Teresa ya fallecida.  A la hermana la trasladaron para esta ciudad, Ocaña  y le propuso a la señora Josefina que si aceptaba venirse con ella y sin pensarlo dos veces aceptó. En estos momentos la señora tiene ochenta y cinco años todo este tiempo ha vivido con las hermanas en el hogar y hasta el momento se siente como en su casa y con su familia, ella no sabe si sus hermanos y demás parientes viven.


Anciana: Ana Dilia de la Rosa, 87 años de edad  De Ocaña


La Señora Ana Dilia de la Rosa, tiene un hijo pero vive en Bogotá, ella tiene más familiares en Ocaña a los cuales de vez en cuando sale a visitarlos, él la visita cada vez que pueda y se le lleva a su casa por unos días, él está muy pendiente de ella, sin embargo extraña y desea poder vivir en un entorno familiar, con su hijo y nietos, ella es viuda hace cinco años y se encuentra en el hogar hace dos años. Manifiesta que no le agrada mucho estar ahí pero que le toca porque su hijo decidió dejarla en ese lugar para que estuviera mejor y vieran de ella. Ella a pesar de su edad avanzada tiene muy buena noción, memoria y sabe contar sus anécdotas es una de las abuelas   que más tiene lucidez es muy  inteligente, Pues no manifiesta sufrir de una enfermedad grave.


Anciana: Ana Dolores Carrascal (Lolita)
87 años de edad de Convención



Anciano: Don Laureano Bayona,
88 Años, de Ocaña


Don Laureano desde muy joven fue considerado que poseía un “don” especial, pues tenía una serie de habilidades, mismas que cultivó desde edades tempranas. Por ejemplo, era diestro en tocar la flauta y el tambor al mismo tiempo, normalmente se requieren dos ejecutantes; lo mismo tocaba sones, zapateados, danzas, rezos y, además, hacía sus composiciones. Se casó muy temprano, su esposa murió a los pocos años de casados, dejando 3 hijos a su cargo, los cuales por razones económicas les tocó irse a otro lado a trabajar y de allí no volvió a saber de ellos. Lo dejaron solo, enfermo y sin forma de vivir. Por unos vecinos que se apiadaban de él, le suministraban la comida, pero en vista que cada vez enfermaba y ya no podía caminar, decidieron llevarlo al Hogar, para que así tuviera compañía y alguien que estuviera pendiente de él. Don Laureano, cuenta con voz entrecortada que no se explica por qué recibió ese trato de parte de sus hijos, si cuando él estuvo bien, siempre les ayudó y nunca les faltó nada en su crianza. Aunque está acompañado con otros ancianos, lleva una profunda tristeza.


CONCLUSIONES FINALES

Hace décadas, alcanzar edades avanzadas era digno de admiración y causaba respeto en las personas que lograban jugar roles importantes en la comunidad, quizá por ello la literatura etnográfica dibujaba una vejez homogénea y bastante idílica. El proceso de envejecimiento trajo como consecuencia modificaciones sustanciales en la forma de percibir, vivir y atender la vejez, y ha puesto al descubierto el maltrato, el abandono y situaciones de pobreza extrema en la que viven aún un gran número de viejos.

Las condiciones para hacer frente al proceso de envejecimiento de los ancianos del Hogar de los Abuelos de San Antonio,  no son las mejores, pues se conjugan varios factores adversos: marginación, pobreza y falta de apoyos asistenciales. Se han dado los primeros pasos, pero estos son aún insuficientes, razón por la cual, es el anciano, la familia, especialmente las mujeres y la comunidad los encargados de hacer frente a este reto poblacional.

Nuestro interés estuvo centrado en entender cómo vive el anciano la vejez en edades extremas ante una enfermedad o alguna discapacidad, especialmente cuando se conjugan la falta de cariño de los familiares, la pobreza, la marginación, la falta de servicios médicos y sociales. Buscamos entender la cultura del grupo respecto a la vejez y el abandono de sus seres queridos; nos apoyamos a través de testimonios, conjugando elementos que nos orienten para entender cómo procede la familia y la comunidad. Los ejemplos presentados muestran que la vejez tiene un comportamiento diverso y que su problemática social es mucho más compleja. Cada testimonio evidencia problemas distintos y/o alternativas de atención.

De igual manera, las evidencias señalan que el anciano, en tanto se mantenga lúcido y activo en sus funciones, puede vivir una vejez menos accidentada. Ser o haber sido bueno para tocar un instrumento, bien padre, músico, artesano, entre otras ocupaciones, da prestigio social, genera algunos ingresos y son factores que muestran indicios de gozar ciertos soportes en la vejez avanzada. Esta situación no siempre se logra, por eso los ancianos tejen estrategias para la ayuda organizada, generalmente desde el espacio religioso. Los testimonios dan cuenta que en el sector católico, el grupo de “creyentes” es una estrategia digna de considerar para entender cómo funciona la autoayuda en el seno religioso, y hasta ahora cómo sirve de soporte en la vejez desprotegida. 
Un problema importante que se reconoce para ser beneficiario de los programas oficiales de apoyo, especialmente en la vejez, es el requerimiento de documentos que algunos ancianos no tienen, como es el acta de nacimiento, entre otros documentos oficiales; para el trámite de alguno de esos requisitos, el anciano necesita también testificar con la presencia de personas de igual o de mayor edad que él o ella, y esto se convierte en un círculo vicioso. El Estado ha mostrado incapacidad para dar solución a este problema que afecta a la población más vulnerable.

Como última reflexión, no obstante que existe la Ley de los Derechos del Adulto Mayor, hace falta difundirla en los diversos medios, darla a conocer en las escuelas y generar una cultura de la vejez que propicie la protección del anciano o anciana. Además hace falta instrumentar programas de atención al sector envejecido que generen mecanismos de responsabilidad en las familias, hijos y familiares cercanos, que abandonan, maltratan y despojan a hombres y mujeres en la vejez, pues como vimos este problema se complica más al haber alguna discapacidad. En este aspecto se cuentan más las mujeres desprotegidas, aunque tengan familiares e hijos, llegando al extremo de sobrevivir de la caridad pública. 

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